El covid-19 ha despertado una sed de innovación en los negocios para reinventar una vida cotidiana a salvo de contagios. Cuando todo es extraño, se hace menos raro probar lo nuevo.
Antes de que el coronavirus paralizara la economía mundial, ya existían los probadores virtuales. Hace varios años que prometen transformar las tiendas, pero han seguido siendo una de esas tecnologías pintonas más pensadas para el 'postureo' futurista que para su aplicación práctica. Hasta ahora, muchas tiendas que instalaban estos inventos buscaban conseguir lo que en el sector se denomina 'efecto wow'. Es decir, más pensados para deslumbrar a los clientes con un avance tecnológicamente vistoso que en promover realmente su uso. También esto ha cambiado con la llegada de la pandemia, que está despertando una sed de innovación para reinventar la vida cotidiana a salvo de contagios.
En los últimos años, los escáneres del cuerpo y el rostro han ido perfeccionándose, pero no pasaban de ser una curiosidad de las ferias tecnológicas en las que te podías llevar tu propio cuerpo impreso en 3D y convertido en llavero. En las próximas semanas, sin embargo, puede ser más útil que nunca recrear una reproducción exacta del cuerpo en un avatar virtual, cuando uno ya no puede probarse directamente la ropa que quiere en la tienda o percibe que puede poner en riesgo su salud al hacerlo por miedo al covid-19.